miércoles, 21 de diciembre de 2011

CAPÍTULO 9:

[ÉL]

No quería dejar de correr, pero mis piernas decían lo contrario, no querían seguir, pero no les hice caso, sentía como la libertad se apoderaba de mi cuerpo, como iba recorriendo cada poro de mi piel, como se extendía, como me pedía gritar y gritar. Por un momento pensé que ella venía tras de mi, y me giré, pero obviamente, eso solo era fruto de mi imaginación y deseo, ella me había visto, pero estaba con otro, abrazándose, fijo que pensó que estaba loco, pero eso no iba a impedir mi lucha por ella. Sí, es una locura, pero ¿Os ha pasado alguna vez que veis en alguien vuestra felicidad, y vuestras ganas de vivir? Pues bien, eso es exactamente lo que me hace sentir ella, y sí, puede que sea pronto, pero estoy seguro, seguro de que ella es la luz que me guía.

[ELLA]

Desde que le vi correr no podía dejar de pensar que le había pasado, sentí unas ganas tremendas de ir corriendo y abrazarle y contarle que hoy a mi me había pasado lo mismo, y que desde que llegué a casa no hice otra cosa que pensar en él, y que cuando le vi así sentí unas ganas locas de poder ser yo quien le consolara.

-¿En qué estas pensando?-Me preguntó Pablo.

-En nada, tenía la mente en blanco-le mentí-¿Y  tú? estas muy callado.

-Mmmm, nada yo tampoco pensaba en nada. ¿Quieres que vayamos a tomar algo?.

-Lo siento Pablo, pero me apetece más irme a casa darme una ducha y dormir, ¿Te importa?-Vi como su semblante se tornaba triste.

-No, no para nada, entiendo que quieras descansar, llorar tanto tiene que ser agotador.-sonrió

-Uf! No sabes tú cuanto.

Después de esto nos dirigimos a mi casa, aun me sorprendía de que se acordara del 
camino, hacía mucho que no venía a mi casa, al contrario que hace unos 10 años, siempre estábamos el uno en la casa del otro jugando como niños, sin mirar el reloj, llorando…llorando solo cuando llegaba la hora de irse, pero al día siguiente ya se nos olvidaba, ojalá el corazón pudiera olvidar todo tan fácil y dejar de sufrir al día siguiente.

-¿Te acuerdas cuándo fue la última vez que fui a tu casa?

Me quedé pensativa, la verdad es que no recordaba el último día exacto que estuvimos en mi casa.

-La verdad es que no…me acuerdo de todos los momentos en mi casa y en la tuya jugando en esa alfombra que simulaba una ciudad, pero del último día exacto no ¿Por?.

-¿De verdad no te acuerdas Lucía?-Su voz era seria, por un momento me asusté, ¿Por qué tenía que acordarme?.

-No Pablo no me acuerdo del último día exacto…

-No me lo puedo creer-dijo enfadado.

-¿Tienes que enfadarte?¿Qué fue eso que paso tan importante el último día para que te pongas así?-le dije con un tono de voz un poco alta, me estaba empezando a cabrear.

-Veo que para ti se quedó en un juego, y que esas palabras las olvidaste a pesar de tu promesa.

Intentaba recordar, pero no lo conseguía, ¿Qué fue eso tan importante para él que para mi paso como algo normal?

-Lo siento Pablo pero no consigo acordarme ¿Me lo quieres decir?-le dije calmando mi voz.

-Te lo diré, aunque nunca pensé que fueras a olvidarte de aquello, supongo que tú solo lo viste como un juego y que nunca has querido ver la realidad. El último día que fui a tu casa, estabas llorando, y recogiendo todas tus cosas, estabas metiendo todo lo que más te gustaba en tu mochila roja de mickey, yo te pregunte a dónde ibas, y me dijiste que no querías seguir en tu casa, que si te ibas nadie te iba a echar en falta, y yo te dije que no lo hicieras a pesar de estar seguro que no lo ibas a hacer, te retuve y te dije que a lo mejor nadie te echaba de menos pero que si tu te ibas yo me iría contigo, por que sabía que sin ti no iba a poder estar contento, que no tenía con quien jugar si no era contigo y que a pesar de que fueras la rarita de la clase yo…te quería.

Ahora ya me acordaba de todo, ese día quería irme porque mi madre no me había querido comprar la revista que nunca me compraba, pero que esta vez si la quería ya que entraba un brillo de labios y todas las de mi clase lo tenían y yo no quería ser menos, se lo expliqué todo a Pablo y la verdad es que ahora recuerdo cada palabra que me dijo, y en ese momento si que lo vi como un juego pero ahora, ahora veo que para él a pesar de ser dos niños de 10 años lo que decía lo decía de verdad y que hoy en día lo seguía pensando. No sabía que decirle si eso lo pensaba antes, lo seguía pensando ahora y si había sido tan importante para él, era por que aun lo sentía.

viernes, 9 de diciembre de 2011

CAPÍTULO 8:

[ÉL]

Según llegó a mi, se tiró a mis brazos, no entendía nada, me abrazó como núnca antes lo había hecho. No entendía a que tipo de juego estaba jugando pero yo ya me había cansado y ese juego no lo quería más.

-¿Qué estas haciendo?-le pregunté

-Abrazarte, no quiero perderte.

-¿Cómo? Ana no se a que estas jugando pero de verdad, dejalo, no me siento partícipe de tu juego.

-Lo siento, supongo que te refieres al e-mail de esta mañana, pero me he arrepentido, no puedo ni quiero estar sin ti Alonso, han sido tantos años juntos…

En ese momento la interrumpí.

-Sí tantos años…tantos años que me has estado engañando, y encima tienes la sangre fría de venir aquí y decirme que no me quieres perder, que no puedes estar sin mi ¿Cómo te atreves Ana? ¿Qué te piensas que soy? ¿Un juguete?, pues te equivocas, y si lo crees así, este juguete ha dejado de pertenecerte, o sea que olvídame.-Cuando acabé de decir esto sentí un alivio en mi pecho, y un fuerte dolor, no podía creer lo que estaba haciendo, pero era lo que tenía que hacer, esto no podía seguir así, ya me había cansado de ser su marioneta. En ese momento cogió mi brazo me giró y me besó, no lo podía creer, ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué no me alejaba y la dejaba alli? Ella hubiese hecho lo mismo, sin importarle lo mas mínimo mis sentimientos.

-Ana, dejame, por favor, no hagas esto mas dificil-le dije separándome de su boca.

-No puedo Alonso, yo te quiero-me dijo con voz titubeante.

No pude más, estaba acabando con mi paciencia.

-¡¿QUÉ ME QUIERES!?? ¡¿CÓMO PUEDES DECIR QUE ME QUIERES?!?!-le grité. En ese momento vi a un montón de gente que se arremolinaba a mi alrededor, menudo espectáculo estaba dando solo esperaba que aquí no estuviese ningín alumno mio.

-¡No me grites!, no me lo merezco.

-¡¿QUÉ NO TE LO MERECES?!?! No me hagas decir cosas que no quiero y vete Ana, vete para siempre y no vuelvas nunca.

-Alonso, yo…yo no puedo vivir sin ti-Soltó una lagrimita de esas que antes me hacian dudar de si era yo el malo o no, pero esta vez no colaba, tenía en mi cabeza otros pensamientos mucho más importantes que ella.

-Ana, no me quieres y claro que puedes vivir sin mi, durante dos meses lo hiciste, me decias te quiero a mi pensando en otro, y lo peor…¿Sabes lo peor? Lo peor es que yo en el fondo lo sabía y te perdonaba y seguía día tras día y quizá eso haya hecho que ahora estés aquí haciendo el paripé con tus lágrimas, pero ya no me vale Ana, se acabó, ya no me lo creo, vete a jugar con otro, para ti solo fui un capricho…y ahora por favor marchate.

Cuando acabé de decir esto me giré y no pude ver más que un montón de gente que cuchicheaba por lo bajo, miré y miré por si había alguien que conociera, y justo en el momento de ver que no había nadie, la vi, la vi allí abrazada a otro, mirando incrédula lo que estaba pasando, y tras esto, corrí, corrí como nunca lo habia hecho y lloré, lloré ríos de lágrimas, llegué a pensar que mi vida no tenía sentido, pero lo que no sabía es que mi vida acababa de empezar, que tenía algo por lo que luchar, y no me importaba el precio que tuviera que pagar.

[ELLA]

En sus brazos me sentía segura, logré calmarme un poquíto y decidí explicarle todo lo que me había pasado. Él no dijo nada, solo me abrazó y volví a romper a llorar.

-¿Quieres que demos un paseo y así te despejas un poco?-me preguntó.

-Pablo, si quieres voy yo sola, tu tendrás cosas que hacer y…-en ese momento me cortó, me puso un dedo en la boca y me mandó callar.

-No tengo otra cosa que hacer y a parte aunque la tuviera, a ti no te cambio ni por la cosa más importante del mundo.-No sabía como tomarme eso que me había dicho, seguramente en otro momento lo hubiese tomado de otra forma, pero ahora se lo agradecía, agradecía el tener a un amigo como él aquí.

-Gracias Pablo de verdad, gracias por ser como eres conmigo, supongo que tantos años juntos han surgido efecto-sonreí.

-No todo el efecto que a mi me gustaría, pero sí, seguimos juntos.

-Vamos-le dije-andemos dónde haya mucha gente y mi voz se confunda con el viento.

-Esta bien, ¿Quieres ir a algun sitio en especial?.

-No, me da igual, prefiero andar sin rumbo…ya sabes, soy la rarita de la clase.-sonrió

-Ellos son los raritos, tu eres perfecta Lucía, y no quiero volver a verte así por alguien que no merece la pena, por alguien que con sus actos te ha dejado escapar, ese no merece ser querido por nadie, alguien que pierde a una persona como tú, es que no valora lo que realmente importa.

Me encantaba poder estar con Pablo en ese momento, y le abracé, decidí que iría abrazada a él hasta que mis pies dejaran de andar por cansancio y me guiaran hasta mi casa, mientras tanto, me abrazaría a esa persona, que día tras día se preocupaba por mi. Continuamos andando y vimos a un montón de gente en circulo, no sabíamos que estaba pasando, solo se oían voces de un chico, y los cuchicheos de la gente.

-¿Qué pasa?-le pregunté a Pablo-¿Ves algo?-desde su altura, seguramente que viera más que desde un metro sesenta y ocho.

-No se, no veo nada, ¿Nos acercamos?.

-¡Claro!-la tarde empezaba a tener vida.

Nos fuimos acercando y no conseguimos ver nada, bueno mejor dicho, yo no conseguí ver nada más que un grupo de gente alrededor, y escuchar una serie de voces procedentes del medio del círculo, por un momento pensé que sería una obra de teatro callejera, de otro modo ¿Quién podía estar gritando en medio de la calle de ese modo? ¿Y por qué?. No me importaba, no podía quitarme de la cabeza a Alex, y en ese momento me aferré con más fuerza a Pablo.

-¿Ves algo o a alguien?-le pregunté.

Y no hizo falta respuesta, el círculo empezó a abrirse y allí estaba él, él era la persona que estaba gritando, él era el que había sufrido hoy igual que yo, él era Alonso, en ese momento me miró, me vio abrazada a Pablo y salió corriendo tan rápido que mis ojos cansados de llorar, no pudieron seguirle en su camino.
Sentí unas ganas locas de ir tras él y preguntarle que le había pasado, pero creía que con lo mio hoy ya tenía suficiente.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

CAPÍTULO 7:

[ÉL]

Tras acabar de comer me puse al ordenador, me metí en el correo y vi que tenía varios e-mails, la mayoría eran de publicidad y uno era de una dirección que no conocía, lo abrí el primero y comencé a leer:

Hola Alonso, te preguntarás desde dónde te escribo, es una nueva dirección que he hecho, soy Ana, no es un mensaje como los que te solía enviar, ya me descubriste lo que te estaba haciendo y no tengo perdón y aunque tú me perdones, no puedo permitirlo, no debí engañarte nunca y por eso te digo que esto debe acabar aquí, llámame egoísta pero es lo mejor para los dos, no te mereces lo que te he hecho y yo tampoco me merezco estar viviendo una relación a distancia, es muy difícil la convivencia, no lo puedo soportar, por lo que esto será lo último que sabrás de mi.
Mucha suerte en tu nuevo instituto, y hasta siempre.
Un abrazo, Ana.

No podía creer lo que estaba leyendo, el día me había ido demasiado bien, pensé en contestarla, pero una persona que me había engañado durante 4 meses, en una relación de 2 años, y que encima me decía que no podía permitirse una relación así no merecía ni una palabra mía más, aunque, la quería, la quería como nunca iba a querer a nadie, estaba seguro.

[ELLA]

Después de comer, quedé con con Alex, mi novio, estábamos mal, como siempre, ya era rutina, no se como seguía con alguien que tenia cambios de humor tan raros, quizá porque le quería y porque a pesar de todo, siempre estaba ahí. Nos fuimos a dar una vuelta por el centro de la ciudad, nos tomamos algo y nos fuimos a su casa, y allí como siempre empezó la bronca, yo le conté lo de Pablo, y me empezó a decir que me tenía que alejar de ese chico porque seguramente le gustaba y quería llamar mi atención lo que haría que lo nuestro se fuera deteriorando. Al decir eso ya me cansó, no me podía creer lo que me estaba diciendo.

-¿Ves normal que todos los días saques algo por lo que discutir? –le dije

-Ves lo que te decía Lucía, todo acaba por deteriorar a la pareja.

No podía más, debía decírselo aunque me doliera.

-El único que deteriora la pareja aquí, eres tú, siempre estas pensando lo mismo, y aunque me duela, ya no puedo más Alex, siempre es lo mismo, y aunque te quiera y me duela, lo siento pero esto se acaba aquí.

Cuando acabé de decir eso cogí mis cosas me levanté de la cama y me fui, solo me apetecía llorar, pero en la calle no quería pero las lágrimas no esperan y aunque yo no quisiera,  no me quedó más remedio que hacerlo.

[ÉL]

En casa me agobiaba, no podía seguir allí, por lo que decidí salir a dar una vuelta por esa bonita ciudad y despejarme. Según caminaba intentaba fijarme en la gente y decidí imaginarme la vida que podían llevar, pero no pude, no me sacaba de la cabeza ese mensaje y menos aun todos los momentos preciosos que habíamos vivido juntos, aunque el pensar que esos momentos preciosos los compartía también con otro, me mataba. Me encendí un cigarro para ver si eso calmaba mis nervios, pero fue inútil, me sentía solo, y triste y no sabía que podía hacer para despejarme, nada servía no podía quitarme de mi mente esos ojos brillantes diciéndome tantas veces te quiero, tantas veces que mientras lo decía, ¿Quién sabe si pensaba en mi? No podía quitarme esos pensamientos de la cabeza, pero estaban acabando conmigo.

[ELLA]

Cada paso que daba agrandaba mi arrepentimiento y mis lágrimas aumentaban, pero no podía seguir así, de él solo recibía dolor, le había querido mucho pero ya iba siendo hora de pensar en mi y empezar a ser feliz, me iba a costar olvidarme de él, lo se, pero también se que la vida son dos días y no estaba dispuesta a desperdiciarlos.

Llegué a una plaza dónde apenas pasaba gente y me senté, necesitaba estar sola, no quería hablar con nadie, mi teléfono no dejaba de sonar, era él y por eso colgué. Tenia una llamada del numero desconocido pero no era el momento de ponerme a hablar, no por ahora. A lo lejos vi caminar a una persona, parecía un chico y se dirigía hacia mi, pero hasta dónde mi vista alcanzaba no lograba reconocerlo, pero de una cosa estaba segura…

Alex no era.
  
[ÉL]

Esta mediodía se me ocurrió una locura, y en el mismo momento que se me ocurrió la hice y me arrepentí, no sabía en que estaba pensando, pero me estaba jugando mi futuro, y la verdad, ahora no estaba para perder más cosas. Pero realmente me apetecía volverlo a hacer, quería saber más de esa persona, quería estar en su vida, no sabía ni como ni cuando me había pasado eso, pero me había pasado, y era pensar en ella, y sacar una sonrisa, que locura…Volví a hacer lo mismo pero no hubo resultado, seguramente sea una señal, no debo volver a hacerlo, eso solo estropearía más las cosas. Guardé mi teléfono y continué mi camino hacia ninguna parte. A lo lejos pude ver a una persona, una chica, la conocía venía corriendo hacia mi, pero no parecía conocerme, corría hacia ninguna parte, sus ojos buscaban ayuda, cariño, y en ese momento supe que era ella, me entraron unas ganas locas de abrazarla, preguntarle que le pasaba, pero no podía, ella ya había decidido, y mi futuro no estaba al lado de Ana.

[ELLA]

Según se iba acercando a mi esa persona, más conocida me resultaba pero las lágrimas me impedían ver quien era esa silueta borrosa que se acercaba poco a poco hacia mi. Por un momento pensé en él, en Alonso, que locura, no tenía ni idea de que me estaba ocurriendo, ¿Por qué en estos momentos estaba pensando en él? Acababa de cortar con mi novio y la única persona que se me venia a la cabeza era mi profesor…Puff necesitaba relajarme, alejarme, irme lejos y no volver, quizá eso sería lo mejor. Me levanté del banco y seguí con mi camino, eché a correr, necesitaba sentir el aire golpeándome el rostro, necesitaba sentir esa libertad que tenía hace dos años, necesitaba volar…pero sentía que mis alas no levantaban el vuelo. Nada más acabar de pensar esto estallé, mis lágrimas se peleaban por salir, mi corazón, solitario, dolido, inseguro, golpeaba mi pecho con fuerza queriendo liberarse, queriendo vivir, pero yo no le dejaba, mi tristeza me embargaba y aprisionaba mi corazón como una celda que retiene a su preso.

Sentí como una mano se posaba sobre mi hombro, levanté la cabeza y lo vi, era Pablo, no podía creérmelo siempre estaba cuando más lo necesitaba, no pude por menos que echarme a sus brazos y llorar, llorar como una niña pequeña cuando le han roto un juguete y se aferra a su madre como su única salvación, en este caso el juguete era mi corazón y él no era mi madre, pero su compañía en estos momentos la necesitaba más que nunca. 

El no sabía que me había ocurrido pero no le importaba, no preguntaba solo me abrazaba, y con eso me bastaba.

viernes, 25 de noviembre de 2011

CAPÍTULO 6:

[ELLA]

El tiempo que pasó a mi lado, sirvió para que poco a poco pudiera pensar que quizá Pablo tenía razón y que no era tan malo como yo pensaba. Consiguió sacarme alguna que otra sonrisa con comentarios muy oportunos, y me hizo sentir única en esa clase, no sabía que me estaba pasando, pero cuando sonó el timbre que indicaba que la clase había terminado sentí unas ganas tremendas de que llegara mañana para volver a tener clase con él. Me levanté despacio, recogí mis cosas y salí.

El resto de la mañana transcurrió bastante rápido, Pablo se tiró todas las horas contándome lo bien que se lo había pasado en el verano y todo lo que había ligado, que según él, en cada sitio que fue una mínimo consiguió. Pablo era un chico muy guapo, pero trataba a las mujeres como trofeos, cada una con la que estaba la trataba como un trofeo que deseas con todas tus fuerzas y que a los dos días ya te has olvidado de el y te han centrado en otro. Realmente creo que eso lo hace por que no ha encontrado a nadie por la que realmente sienta, Pablo siempre ha sido un chico al que todos han criticado por su forma de ser, de vestir y por su físico, hasta que un día cambió y de ser el pringado de la clase, pasó a ser el chico guapo deseado por todas, cambió mucho, pero jamás cambió su forma de ser conmigo, supongo que porque yo nunca le he criticado ni le he juzgado solo por el físico, siempre nos hemos llevado muy bien. Aun recuerdo cuando éramos pequeños y decidimos ser novios, que bonitos recuerdos en los que darle la mano ya era lo mejor y más bonito que había, pero pasó el tiempo y decidimos que éramos muy pequeños para ser novios y que mejor seríamos amigos, ya que los dos estábamos seguros que un amigo es para toda la vida, y que por nada del mundo queríamos perder la amistad, aun así nosotros nos prometimos esperarnos y juramos que cuando fuéramos mayores estaríamos juntos el resto de la vida, aun sonrío al recordar esa promesa;

“Era una tarde de febrero lluviosa, cuándo decidimos “dejar lo nuestro”, estábamos en el parque del colegio, con tan solo 6 años habíamos vivido algo muy intenso, algo que pensábamos volver a vivir más adelante. Yo siempre le había defendido cuando los típicos niños le habían insultado por llevar gafas, o por ser un poco gordito, a mi eso no me importaba, me gustaba tal y como era, tal y como me trataba, la forma que tenía de cuidarme los columpios para que no me los quitaran, la forma que tenía de ayudarme a levantar cuando me caía, para mi todo eso valía mas que un niño guapo. Los dos nos pusimos de acuerdo, debíamos dejarlo pero sin dejar de ser amigos, a mi se me ocurrió que para no olvidar eso debíamos hacer un juramento a lo que él aceptó. Se levantó corriendo y fue a por una hoja de un árbol y un palo, en el dibujó nuestras iniciales como pudo y dijo en voz alta “hasta que de este árbol no caigan todas las hojas, nosotros no dejaremos caer nuestra amistad” mientras el dijo esto yo sonreía, le miraba con ojos ilusionados, no imaginaba que ese juramento sería real, y que lo cumpliríamos hasta ahora. Cada vez que lo recuerdo sonrío, y soy feliz al pensar en aquella niña con pelito rizado que fui y que aun queda algo de esa niña dentro de mi.”

Mientras estaba pensando esto Pablo me había hecho una pregunta, una pregunta muy importante que por estar ensimismada en mis pensamientos no pude escuchar y menos responderle, puesto que cuando le dije que me lo repitiera, de su boca salieron estas palabras; “no importa Lucía déjalo, supongo que para ti eso fue una tontería”.

[ÉL]

La mañana había pasado bastante rápido, no me había dado tiempo a darme cuenta de las 6 horas que había pasado allí y que tendría que pasar el resto del año. Al llegar a casa me esperaba la cocina, estaba muerto del hambre y no tenía nada para comer, en estos momentos echaba de menos el vivir en mi ciudad, y a pesar de mi edad el vivir con mis padres, siempre que llegaba tenía la comida preparada, una comida que no imaginaba que a mis 28 años iba a echar tanto de menos estando a tan solo 120 Km de mi ciudad. Dejando sentimentalismo a parte, cogí lo primero que vi, unos macarrones, que además de ser algo que se me diera bastante bien se hacía rápido y me puse manos a la obra. Mientras se cocían empecé a repasar el día, a pesar de mi metedura de pata del principio, había resultado ser un buen día, un día bastante inusual para mi, no estaba acostumbrado a que una alumna se riera de mi, pero en el fondo me había gustado, sin eso, seguramente el día hubiera carecido de sentido.

[ELLA]

Después del último comentario que me hizo Pablo, no volvió a dirigirme la palabra en toda la mañana, no entendía que le pasaba, incluso le escuché preguntar a Mario si se iba a sentar con alguien, no entendía nada, pero como no había hecho nada, si el quería ya volvería.
Durante la mañana volví a encontrarme con el profesor de griego, nuestro saludo fue simple, una sonrisa, y desde esa sonrisa no dejé de pensar en él el resto de la mañana, bueno del día. Llegué a casa, y lo primero que hice fue llamar a Paloma, era la chica con la que me sentaba en clase, y la chica que poco a poco se había convertido en una gran amiga para mí, no podíamos estar la una sin la otra. 
Me cogió el teléfono al segundo bip, su saludo fue a voces como siempre, me dijo que que tal el primer día, que si había alguien nuevo en clase y que si había pasado algo interesante, lo primero que me pasó por la cabeza fue hablar de él, de Alonso, le conté todo, incluso, le conté algo que ni si quiera yo sabía pero que ella dedujo, me conocía demasiado bien, a pesar del poco tiempo que hacía de nuestra amistad habíamos encontrado la una en la otra un gran apoyo mutuo. La echaba de menos, en clase no era lo mismo sin ella, le conté lo de Pablo y me dijo que mejor pasara de él que era un chico bastante rarito, y que  no merecía la pena que me comiera la cabeza si yo no había hecho nada, y tenia razón, tras decir esto le colgué, el móvil me estaba avisando de una nueva llamada que no conocía el número. 

Cuando lo fui a coger, ese número desconocido se cansó de esperar y colgó, decidí pasar de la llamada, total, si querían algo me volverían a llamar.

lunes, 21 de noviembre de 2011

CAPITULO 5:

[ÉL]
Aún me río cuando pienso en la cara que se le quedó cuando dije que su cara me sonaba, la pobre no podía creer lo que le estaba pasando, sabía que no lo había hecho con mala intención y que no era de las típicas graciosillas que les gustaba vacilar para hacerse las graciosas, por eso no le guardaría ningún tipo de rencor, al contrario, me estaba cayendo demasiado bien…y sí, aunque no deba decirlo, era, por el momento, mi alumna favorita, y mucho tenían que cambiar las cosas para que dejara de serlo.

Cuando terminé de preguntar a todos por su elección, me di cuenta que la mayoría intentaba hacerse el/la interesante para causarme buena impresión, cosa que no consiguieron, más bien lo contrario. Los únicos que vi algo de verdad en sus palabras fueron en ella, Lucía, y en su amigo, el que se sienta a su lado, que a pesar de ser totalmente sincero, me hizo gracia, aunque no se porqué creo que no le irá muy bien en esta asignatura, aunque intentaré ayudarle todo lo necesario.

Tras la ronda de preguntas, les entregué a todos y cada uno, una ficha dónde aparecían las letras del abecedario griego, empecé a escuchar una cantidad de soplidos, que por un momento pensé que era el cumpleaños de alguien, pobrecillos, a pesar de todo les entiendo, yo también empecé así, resoplando por todo, pero poco a poco me di cuenta que eso que muchos incultos llamaban lengua muerta, podía traerme un gran conocimiento sobre lo que hoy hablamos.
Esta vez empecé explicando primero el nombre de todas, y después como debían hacer las letras, era lo mismo de todos los años, pero me gustaba, no me aburría, aunque no era algo que me encantara, pero todos los años tenían algo diferente, mis alumnos, siempre que pasaba un año y me tenía que cambiar de instituto al año siguiente les echaba mucho de menos, pero siempre había alguno que me hiciera olvidar un poquito a mis antiguos alumnos.

[ELLA]

Tras esta última metedura de pata, siguió preguntando al resto de compañeros, y entregándonos unas fichas dónde aparecían un montón de garabatos, llamados letras griegas, algunas eran bonitas, y conocidas, como el alfa, beta, gamma, delta, pi, omega…pero ya, no había ni una más que yo conociera, nos empezó diciendo el nombre de todas y nos los fue escribiendo en la pizarra, luego nos enseñó como hacerlas, y los últimos minutos nos los dejó para acabarlas nosotros, a mi no me salían nada bien, yo no era muy hábil con las manos, y menos con algo nuevo…por lo que no me quedó más remedio que buscar en el libro, ya que preguntarle a él…no me atrevía.

Tras verme buscar en el libro algo que no encontraba, me preguntó si necesitaba ayuda, no me quedó más remedio que decirle que sí, allí no había nada que me diera una pista de cómo hacerlas. Vino hacia mi mesa y se puso a mi lado, empezó a explicarme como debía hacerlas, y me hizo flechas para que supiera desde dónde tenía que sacar el trazo para conseguir hacerlas medianamente bien.
Empezaba a caerme bien, no me había fijado antes, pero no se si era por ser profesor, o por qué, pero me resultaba atractivo, bastante, al verlo tan cerca me fijé en sus ojos, eran de un azul mar bastante bonitos y al fijarme en ellos vi en él algo que no había visto en ningún profesor antes hacia mi, pero no sabría decir muy bien el qué.

[ÉL]

Cuando acabé de explicarles el nombre de las letras les dije que empezaran a hacerlas, vi como algunos borraban y borraban, otros intentaban hacerlas como podían, bastante mal, y de pronto me fijé en ella, y sonreí, vi como buscaba y buscaba en el libro algo que no encontraba, y me imaginé que sería algo de cómo hacer bien las letras, al verla me pregunté por qué no me había pedido ayuda, pero en el momento me di cuenta, me había cogido miedo, y quería quitárselo.
Me acerqué hasta su mesa y le pregunté si necesitaba ayuda, al oír mi voz levantó despacio la cabeza y me miró con miedo diciendo que sí, me quedé mirándola un rato, era guapa, realmente guapa, sus ojos transmitían ternura, y alegría, y su cara era, para mi, perfecta. No podía creer lo que estaba pensando, era mi alumna, nunca me había pasado nada igual, supuse que sería por la buena impresión que me había causado en un primer momento. Dejé mis pensamientos absurdos a parte y le enseñé como debía empezar a hacerlas para conseguir una buena letra.

En el tiempo que pasé a su lado, conseguí una sonrisa suya de agradeciemiento, algo que me alegró bastante, estaba empezando a quitarle el miedo que había creado hacia mi. Ensimismado en mis pensamientos, sonó la alarma que informaba que había llegado la hora de despedirme y decir hasta mañana, satisfecho, a mis nuevos alumnos de griego.

domingo, 20 de noviembre de 2011

CAPITULO 4:

[ELLA]
¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! Ya ha tocado y no ha llegado Pablo aun, me va a tocar estar el resto de la hora aquí sola, no quiero, tengo miedo, por un momento se me pasa por la cabeza el salir corriendo, pero supongo que no es la mejor opción, por lo que me quedo aquí y que sea lo que tenga que ser.
Empiezo a sacar mis cosas, lentamente creyendo que porque lo haga lento el tiempo va a pasar lento, que gracia, a veces me sorprendo de lo tonta que puedo llegar a ser, el profesor se levanta, va a cerrar la puerta y Pablo sin llegar…
Nada mas cerrarla se oyen como unos nudillos golpean la puerta, debe ser él, menos mal, abre la puerta lentamente y finalmente pregunta si puede pasar, él le dice que si, que adelante. Para mi suerte veo que me sonrie y se dirije hacia mi, respiro, ya estoy mas tranquila.
-Menos mal que has llegado, crei que me iba a tocar estar aquí delante sola-le digo en bajo.
-Ya lo siento, me he entretenido con estos y no me he dado cuenta de la hora, ¿Por qué te has puesto aquí delante? ¿Quieres ser la nueva pelota de clase?-me dice en tono burlón
-Pues obviamente no, he entrado sin darme cuenta y me he sentado aquí, es que antes me rei de él y tenia miedo de quedarme toda lo hora aquí sentada sola, entiendeme.
-¿Qué te reiste de él? ¿Por qué?
-Pues porque se perdio y me lo encontré por el pasillo y me preguntó dónde recogía unas fotocopias que habia encargado.-Nada mas contárselo Pablo empieza a reirse, lo que provoca una mirada hacia nosotros de el profesor…empezamos bien.
Nos empieza a decir que el será nuestro nuevo profesor, y que se llama Alfonso, y nos dice que va a empezar por preguntar por qué hemos escogido esta asignatura uno por uno, lo temo, gira su mirada hacia mi y me pregunta como me llamo…no me lo puedo creer este profesor ya me odia, lo presiento.
-Me llamo Lucía-le contesto finalmente.
-Tu cara me suena bastante…pero ahora mismo no caigo de que…-me dice y estoy perdida.
-No se a mi usted no me suena de nada la verdad.-no he podido sonar menos convincente
-¿A no? pues a mi me parecía que nos habíamos visto antes, bueno no importa, ahora dime, ¿Por qué has elegido esta asignatura?
-Bueno, la he elegido por que, yo no soy nada de ciencias, y a parte esta era una asignatura nueva que me apetecía dar.-le digo con voz de niña buena, que no se cree.
-¿Y crees que es una asignatura fácil o difícil?
-Bueno no lo se por que nunca la he cursado entonces no puedo decir, pero la verdad que muy facil teniendo otro alfabeto totalmente diferente…no será.
-Tienes razón, no es nada fácil, es más son las matemáticas de las letras.
Esto último no se si me lo ha dicho para avisar a todos, o para asustarme aun mas, pero sea como sea, ha conseguido asustarme…bastante más, si antes la creía perdida, ahora la creo imposible.
En cuanto pasa a Pablo el le dice directamente que era la única forma que tenía de quitarse las matemáticas de encima y no le quedaba otra opción que coger latin y griego.
-Ya te tiene fichada Luci…-me dijo cuando pasó a Carlota.
-No me llames Luci, sabes que lo odio, y si, ya se que me tiene entre ceja y ceja no hace falta que tú me lo recuerdes- espeté.
-Bueno tranquila, no te pongas así, yo no he sido el que me he reido de él.
-Si, tienes razón lo siento, pero es que este profesor me ha puesto de muy mal humor, perdóname.
-No te preocupes mujer, yo te perdono,  y lo del profesor no te preocupes, parece majo, no creo que lo tenga en cuenta.
-¿Qué parece majo? Pues será a ti, por que a mi me parece un imbecil de los grandes.
-¿Decías algo Lucía?-mierda! No entiendo por que tengo que ser siempre tan metepatas.
-No nada profesor, le preguntaba a mi compañero que como se llamaba usted, que no lo recordaba.-esto sonó mucho menos convincente que lo de antes, pero tenía que intentarlo.
-¡Ah! Perfecto, pues me llamo Alonso, por si su compañero tampoco se acordaba.
-Gracias-le dije con una sonrisa bastante forzada-ya no se me olvidará nunca.

viernes, 18 de noviembre de 2011

CAPITULO 3:


[ELLA]
Al final se presentó la profesora de historia, con típicas excusas, que son mas malas que las que nosotros ponemos, y que no nos creímos por supuesto…pero mejor era no hacérselo saber.
Tocaba griego…uuf!! Que miedo me daba esa asignatura, era nueva, letras rarísimas, profesor nuevo, seguramente iba a ser mayor porque dar griego o latin…suelen ser…mayorcitos, de todos modos, iba con ganas, quería saber que tipo de lengua era esa, sentía una gran curiosidad.
[ÉL]
Bueno ahora griego, en el departamento otra vez, prefiero no moverme por si me pasa lo mismo y con una clase vale pero con mas…casi que no. Antes de acomodarme en la mesa miro por si me falta alguna fotocopia…veo que no por lo que me quedo más tranquilo.
Se oye la puerta alguien la abre lento, con miedo finalmente la abre del todo y…no me lo puedo creer, sonrío, es la chica que se ha reído antes de mi, que cara se le ha quedado al verme, no he podido por menos que reírme, y ella se ha puesto demasiado seria…he conseguido asustarla la primera clase.
Se va a poner en la primera fila, me gusta esa chica, se ve que no tiene miedo que un profesor no le intimida, y me gusta, quiero alumnos y alumnas así, que no se acobarden y no se arrepientan de lo que hacen, con seguridad.
[ELLA]
No puede ser…el profesor del que me he reído antes es mi profesor de griego…puff si antes veía la asignatura difícil ahora la veo imposible…entro despacio, sin hacer mucho ruido y me siento en la fila de adelante, pegada a la de el profesor, y en ese momento me doy cuenta, estoy loca, lo he hecho sin pensar, si me cambio ahora se va a notar mucho, por lo que mejor me quedo donde estoy, espero que no me haya reconocido…bah! Es absurdo engañarse, me ha reconocido porque al verme ha sonreído, me la tiene jurada y es normal, me he reído de el en su cara de un descuido, el ahora se reirá de mi y de mis descuidos…
Empieza a llegar el resto de la clase, hoy estoy sola porque mi compañera aun sigue de vacaciones hasta el jueves, por lo que el resto de la semana me la pasaré bastante sola en clase. Somos pocos, este bachillerato no lo suele coger mucha gente, por lo que en clase solo somos 8, por una parte es mejor porque tienes la oportunidad de que te ayuden mas pero por otra es peor, es mas fácil que si algún día no llevas la traducción te pregunten y si no la tienes…el cuadernito siempre lo tienen preparado.
Según van pasando se van poniendo en la fila de atrás, y me sigo quedando sola, cada vez me da mas miedo esta hora, falta Pablo por llegar, espero que él se siente a mi lado, si no iba a llamar demasiado la atención y la verdad que no me apetecía nada.
Suena el timbre que indica que los 5 minutos entre clase y clase han pasado, por lo que empezamos la clase…miedo me da.
[ÉL]
Ya van llegando el resto de los alumnos, y la mayoría se está sentando en la fila de atrás, es lógico, soy nuevo, es el primer día, y es la primera vez en su vida que dan griego. Mientras van llegando veo como esa alumna graciosilla mira a sus compañeros con cara de compasión y les dice con la mirada que se sienten adelante, lógicamente nadie lo hace, y empiezo a pensar que sentarse en esa fila ha sido un error, que ha entrado nerviosa y se ha sentado sin pensar donde se ponía, pobrecilla, cada vez me hace mas gracia.
La veo como empieza a sacar el libro de griego, los folios y su estuche, no me lo puedo creer, tiene un estuche de winnie the pooh, sonrió, me la imagino dulce, simpática, pero con una pizca de inseguridad, lo veo en sus ojos, y miedo al fracaso, pero estoy seguro de que es una chica demasiado inteligente y a pesar de su estuche demasiado madura. Siempre veo mas allá de las personas, sobre todo de las que no conozco, y normalmente acierto, no me preguntéis como lo hago, pero acierto y cuando me equivoco…bueno cuando me equivoco nunca lo reconozco.
Acaba de sonar la alarma de el cambio de clase, me levanto cierro la puerta y empezamos.
Nada mas cerrarla, llama alguien, es un chico abre lentamente y pregunta si se puede, obviamente le contesto que si que se siente, y para mi sorpresa se sienta al lado de ella, y veo como se le cambia la cara y empieza a sentirse mas tranquila.
Ahora si empezamos.
-Bueno chicos, soy vuestro nuevo profesor de Griego I, me llamo Alonso y me pasaré el resto del curso escuchando vuestras quejas y vuestros típicos “esto es imposible”. Me gustaría empezar preguntando uno por uno ¿Por qué habéis elegido esta asignatura? Y que me seáis sinceros, no quiero peloteos de ningún modo, no me van. 
Bueno empecemos por ti, ¿Cómo te llamas?.

jueves, 17 de noviembre de 2011

CAPÍTULO 2:


[ELLA]
Ya me he tenido que llevar la primera charla de mi madre, en fin, en el fondo la entiendo yo también me desesperaría con una hija como yo…
Ya he llegado, este olor, uf…es un olor que espero que dentro de poco lo eche de menos, no voy a estar mas de los años que me corresponden aquí, lo prometo.
Acabo de mirar el horario según salía de casa ¿Cómo se puede tener Historia a primera hora? Uff…menos mal que los primeros días son de presentación y se hacen más amenos…veremos el resto del curso.

Solo han pasado 3 minutos desde que tocó y aun hay gente llegando…

-¡Perdona! ¡Perdona!- Tras escucharlo la segunda vez me giro ¿Es a mi? No conozco de nada a ese chico.
-¿Me dices a mi?-le digo a ese desconocido rubio.
-Sí! Mira soy profesor nuevo en este centro y dejé unas fotocopias encargadas, y puedes reírte pero…no se dónde tengo que recogerlas.
No puedo por menos que reírme cuando oigo esa última frase, pero para arreglar esa risilla le contesto de la mejor forma que se a las 8:35 de la mañana.
-Sí, mira es allí, ¿Ves donde pone conserjería? Pues vas y preguntas por tus fotocopias y te las darán. De todas formas, puedes pedir un plano también para no volverte a perder- Nada mas decir esto suelto una carcajada y en el momento me arrepiento, me acaba de decir que es profesor y yo riéndome de él…-Perdona era una broma, me voy a clase.

Y allí le dejo sin opción a decirme nada más, solo espero que no me de clase…y que si me da, que no se acuerde de mi cara…
Llego a la puerta llamo, y por suerte la profesora aun no ha llegado…empiezan bien los que deben dar ejemplo…

[ÉL]
Cuando quieres que alga te salga perfecto, no lo planees, esta visto que cuanto mas te preparas algo, peor te sale.
He llegado al aula, y me he encontrado con un profesor ya dentro, y una clase un poco, bastante, vacía, no entendía nada, he mirado el cartel y ponía que esa era el aula de 4ºC, al verme él también se ha quedado un poco paralizado cuando entré…nadie piensa que puedo ser profesor, que malo es que haya un modulo en este mismo instituto al que acude gente mayor…A todo esto le he preguntado que si esa no era el aula donde se daba latín y el me ha dicho con un tono de superioridad, que no, que esa clase era la de matemáticas, y que la de latín al ser menos se iban al departamento. Y  en efecto allí estaban, los pobres esperando en la puerta…He llegado me he disculpado y les he ido a pasar unas fichas, que por casualidades de la vida allí no tenia, he bajado a conserjería, que por cierto no sabía donde estaba, por suerte me he encontrado con una de esas “mayores” que llegan tarde y me ha dicho dónde es, no sin antes vacilarme, aunque la verdad, no me ha importado, me ha caído bien, se dirigía a una de las clases de 1ºde bachillerato, a una clase de esas, bueno a la mitad de una clase de esas, daré yo griego…sería gracioso que le diera a ella, me iba a reír yo esa primera clase, las demás ya no, tampoco quería asustarla demasiado.

El resto de la clase con los chicos de latín ha pasado sin mas inconvenientes, cosa que agradezco bastante, por hoy era suficiente haber metido la pata dos veces en una misma hora.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

CAPÍTULO 1:

[ELLA]

-Pipipipi! Pipipipi! No me lo podía creer, la rutina, la misma rutina de todos los años ya había llegado, otra vez libros, otra vez apuntes, otra vez perder millones de horas de sueño…otra vez al instituto.

Cada año deseaba más que llegara el último, voy a empezar primero de bachillerato, he perdido dos años en la ESO por no hacer nada mas que el vago y ahora me lamento…aunque lamentarse no sirve de nada, por lo que es hora de despertar y seguir adelante.

[ÉL]

-“I did my best to notice, When the call came down the line. Up to the platform of surrender, I was brought, but I was kind…” Uff! “Human” de “the killers” a las 7:30 de la mañana solo quiere decir una cosa, 17 de Septiembre…empezamos.

Nuevo instituto, nuevos alumnos, a pesar de llevar 3 años impartiendo clase a adolescentes, aun me asustan, nunca sabes por donde van a salir, nunca sabes que piensan esas cabecitas que te están mirando la mayoría de las veces pensando a saber que…es mejor no pararse a pensar.

Estoy nervioso, hoy empiezo con mis nuevos pequeños que se adentran en el mundo del Griego, y ya me los estoy imaginando “esto es imposible!!” “puff no lo voy a aprobar”… En el fondo me hacen gracia, porque la mayoría acaba aprobándolo siempre, y lo que es más raro la mayoría en el segundo curso repite del griego. Me encanta ver sus caras cuando reparto las fichas del alfabeto, cuando empiezo a enseñarles a escribir las letras, es maravilloso ver como al principio a pesar de los pensamientos nefastos que tienen, los ves esforzarse por hacerlas perfectas. Muchas veces me los imagino al llegar a casa y contarles a sus padres que saben escribir su nombre en griego, e incluso se atreven a escribir los de sus padres y hermanos también, y en ese momento, sonrío, y siento que mi trabajo si merece la pena.

[ELLA]

A pesar de llevar tanto tiempo en ese instituto aun el primer día me entran nervios, y eso que el primer día fue ayer, con eso de la presentación, y ves a todos los profesores simpatiquísimos como nunca, llenos de buenos propósitos y afirmando una cantidad de mentiras que no se las creen ni ellos, pero que se le va a hacer, ellos profesores, nosotros alumnos, no pases nunca esa raya, ni para bien ni para mal.

Hace calor, por lo que me he puesto unos vaqueros, unas sandalias y una camiseta a rayas rosas y blancas, y como siempre llego tarde…no se que clase tengo a primera pero espero que no sea la de un profesor que no me conozca, no quiero empezar con mal pie.

[ÉL]

He llegado hace un rato, todavía son las 8:25 aun quedan 5 minutos para que empiecen las clases, pero ya se empiezan a ver a niños que llegan, la mayoría son los de primero y segundo de la ESO que aun tienen ilusión, pero de los “mayores” uf! A ellos aun les quedan unos 7 minutos por llegar.

Empiezo con una clase de latín en 4º de la ESO, estos también se adentran en el camino de las lenguas muertas como las llaman muchos ignorantes, ya tengo preparada la clase, la hice ayer por la noche, no voy a empezar abastándoles mucho, el primer día me interesa caerles bien, que lo cojan con ganas, pero solo el primer día el resto…el resto ya se verá.

Salgo de la cafetería donde he tomado el primer café de la mañana y voy al departamento, allí estoy solo yo, aun no ha llegado mi otra compañera que da latín y griego, hoy entra a tercera, tengo ganas de conocerla, me han hablado muy bien de ella pero por ahora, yo no puedo opinar sobre ella, ¡Ni si quiera se como es!.

Aun ando un poco perdido por este instituto, y eso que es mas pequeño que el del año pasado, debo ir a 4º de la ESO C, pero antes tengo que pasar por el departamento, para llevar todo el material, espero que no se me olvide nada, no me gustaría empezar con esa imagen.

-¡RIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIING!

Suena el timbre, es la hora…empecemos.


PRÓLOGO


[ELLA]
Y alli estábamos, abrazados frente al Partenón solos tu y yo, siendo los dioses del Olimpo únicos testigos de nuestro amor, despues de haber aguantado tantas críticas, después de haber sufrido tantas habladurias, tantas miradas de rencor, incluso de odio, después de haber pasado tanto, el amor que nos teníamos lo superó todo, y aquí tenemos la recompensa, nos tenemos el uno al otro sin importarnos mas que nuestra felicidad.

Daría lo que fuera por estar toda la vida así, con esta paz, con esta seguridad que me dan tus brazos, estaria enlazada a ti toda mi vida, porque se que TE QUIERO, y que quiero ser feliz toda la vida contigo…
-TE…-y en ese momento me cortas, no me dejas acabar, me besas.


[ÉL]
No podia creer lo que me estaba ocurriendo, era raro, si hace un año me hubiesen dicho que esto iba a pasar, no me lo creería, enamorarme de ella, de esa chica alegre de 18 años, de mi alumna. Pero menos aun creeria que ella se iba a enamorar de un tipo como yo, de 28 años, de su profesor, ese al que el resto de los alumnos lo ven como uno tipo raro, que pueden llegar incluso a odiar, ella no, ella me quiere, y me lo ha demostrado, ha dejado toda su vida alli, en su ciudad por venirse conmigo, por vivir nuestro sueño, ese sueño que un día hizo que mi vida tuviera sentido, que me hizo creer que el amor existia mas allá de toda habladuria, ella que solo me basta mirar sus ojos, para saber que me ama.

No me importaría pasar el resto de mi vida así, abrazado junto a ella frente al Partenón, solos los dos, porque la quiero, porque siento que ella es la chica que siempre he buscado, porque ahora mismo se que mi vida no tendria sentido sin ella. Pero no puedo…no puedo, porque no aguantaria el resto de mi vida sin poder rozar sus labios.

Me va a decir algo pero en ese moemento le cojo la cara, se la elevo suavemente hacia mi y la beso, y me doy cuenta que esos besos, me dan la vida.

-TE  AMO- me dice finalmente.

Y no puedo por menos que volverla a besar.