viernes, 9 de diciembre de 2011

CAPÍTULO 8:

[ÉL]

Según llegó a mi, se tiró a mis brazos, no entendía nada, me abrazó como núnca antes lo había hecho. No entendía a que tipo de juego estaba jugando pero yo ya me había cansado y ese juego no lo quería más.

-¿Qué estas haciendo?-le pregunté

-Abrazarte, no quiero perderte.

-¿Cómo? Ana no se a que estas jugando pero de verdad, dejalo, no me siento partícipe de tu juego.

-Lo siento, supongo que te refieres al e-mail de esta mañana, pero me he arrepentido, no puedo ni quiero estar sin ti Alonso, han sido tantos años juntos…

En ese momento la interrumpí.

-Sí tantos años…tantos años que me has estado engañando, y encima tienes la sangre fría de venir aquí y decirme que no me quieres perder, que no puedes estar sin mi ¿Cómo te atreves Ana? ¿Qué te piensas que soy? ¿Un juguete?, pues te equivocas, y si lo crees así, este juguete ha dejado de pertenecerte, o sea que olvídame.-Cuando acabé de decir esto sentí un alivio en mi pecho, y un fuerte dolor, no podía creer lo que estaba haciendo, pero era lo que tenía que hacer, esto no podía seguir así, ya me había cansado de ser su marioneta. En ese momento cogió mi brazo me giró y me besó, no lo podía creer, ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué no me alejaba y la dejaba alli? Ella hubiese hecho lo mismo, sin importarle lo mas mínimo mis sentimientos.

-Ana, dejame, por favor, no hagas esto mas dificil-le dije separándome de su boca.

-No puedo Alonso, yo te quiero-me dijo con voz titubeante.

No pude más, estaba acabando con mi paciencia.

-¡¿QUÉ ME QUIERES!?? ¡¿CÓMO PUEDES DECIR QUE ME QUIERES?!?!-le grité. En ese momento vi a un montón de gente que se arremolinaba a mi alrededor, menudo espectáculo estaba dando solo esperaba que aquí no estuviese ningín alumno mio.

-¡No me grites!, no me lo merezco.

-¡¿QUÉ NO TE LO MERECES?!?! No me hagas decir cosas que no quiero y vete Ana, vete para siempre y no vuelvas nunca.

-Alonso, yo…yo no puedo vivir sin ti-Soltó una lagrimita de esas que antes me hacian dudar de si era yo el malo o no, pero esta vez no colaba, tenía en mi cabeza otros pensamientos mucho más importantes que ella.

-Ana, no me quieres y claro que puedes vivir sin mi, durante dos meses lo hiciste, me decias te quiero a mi pensando en otro, y lo peor…¿Sabes lo peor? Lo peor es que yo en el fondo lo sabía y te perdonaba y seguía día tras día y quizá eso haya hecho que ahora estés aquí haciendo el paripé con tus lágrimas, pero ya no me vale Ana, se acabó, ya no me lo creo, vete a jugar con otro, para ti solo fui un capricho…y ahora por favor marchate.

Cuando acabé de decir esto me giré y no pude ver más que un montón de gente que cuchicheaba por lo bajo, miré y miré por si había alguien que conociera, y justo en el momento de ver que no había nadie, la vi, la vi allí abrazada a otro, mirando incrédula lo que estaba pasando, y tras esto, corrí, corrí como nunca lo habia hecho y lloré, lloré ríos de lágrimas, llegué a pensar que mi vida no tenía sentido, pero lo que no sabía es que mi vida acababa de empezar, que tenía algo por lo que luchar, y no me importaba el precio que tuviera que pagar.

[ELLA]

En sus brazos me sentía segura, logré calmarme un poquíto y decidí explicarle todo lo que me había pasado. Él no dijo nada, solo me abrazó y volví a romper a llorar.

-¿Quieres que demos un paseo y así te despejas un poco?-me preguntó.

-Pablo, si quieres voy yo sola, tu tendrás cosas que hacer y…-en ese momento me cortó, me puso un dedo en la boca y me mandó callar.

-No tengo otra cosa que hacer y a parte aunque la tuviera, a ti no te cambio ni por la cosa más importante del mundo.-No sabía como tomarme eso que me había dicho, seguramente en otro momento lo hubiese tomado de otra forma, pero ahora se lo agradecía, agradecía el tener a un amigo como él aquí.

-Gracias Pablo de verdad, gracias por ser como eres conmigo, supongo que tantos años juntos han surgido efecto-sonreí.

-No todo el efecto que a mi me gustaría, pero sí, seguimos juntos.

-Vamos-le dije-andemos dónde haya mucha gente y mi voz se confunda con el viento.

-Esta bien, ¿Quieres ir a algun sitio en especial?.

-No, me da igual, prefiero andar sin rumbo…ya sabes, soy la rarita de la clase.-sonrió

-Ellos son los raritos, tu eres perfecta Lucía, y no quiero volver a verte así por alguien que no merece la pena, por alguien que con sus actos te ha dejado escapar, ese no merece ser querido por nadie, alguien que pierde a una persona como tú, es que no valora lo que realmente importa.

Me encantaba poder estar con Pablo en ese momento, y le abracé, decidí que iría abrazada a él hasta que mis pies dejaran de andar por cansancio y me guiaran hasta mi casa, mientras tanto, me abrazaría a esa persona, que día tras día se preocupaba por mi. Continuamos andando y vimos a un montón de gente en circulo, no sabíamos que estaba pasando, solo se oían voces de un chico, y los cuchicheos de la gente.

-¿Qué pasa?-le pregunté a Pablo-¿Ves algo?-desde su altura, seguramente que viera más que desde un metro sesenta y ocho.

-No se, no veo nada, ¿Nos acercamos?.

-¡Claro!-la tarde empezaba a tener vida.

Nos fuimos acercando y no conseguimos ver nada, bueno mejor dicho, yo no conseguí ver nada más que un grupo de gente alrededor, y escuchar una serie de voces procedentes del medio del círculo, por un momento pensé que sería una obra de teatro callejera, de otro modo ¿Quién podía estar gritando en medio de la calle de ese modo? ¿Y por qué?. No me importaba, no podía quitarme de la cabeza a Alex, y en ese momento me aferré con más fuerza a Pablo.

-¿Ves algo o a alguien?-le pregunté.

Y no hizo falta respuesta, el círculo empezó a abrirse y allí estaba él, él era la persona que estaba gritando, él era el que había sufrido hoy igual que yo, él era Alonso, en ese momento me miró, me vio abrazada a Pablo y salió corriendo tan rápido que mis ojos cansados de llorar, no pudieron seguirle en su camino.
Sentí unas ganas locas de ir tras él y preguntarle que le había pasado, pero creía que con lo mio hoy ya tenía suficiente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario